Exposición La Buhardilla
Los sueños están para cumplirlos, pero siempre hay personas que te empujan a ello. Han sido años de miedo, metafórico, a no enseñar al mundo lo que sabía hacer. Todo comenzó con la idea que tuvo un Pepito Grillo (sí, aquella persona a la que mencioné mil y una veces en mi discurso por los nervios). Esa persona me empujó a crear lo que imaginaba y lo que creía. Y muchas otras personas, se unieron a mi sueño.
Poco a poco, comencé a crear un alter ego: MONIgote. Aquella mujer con el pelo blanco, con la madurez interior de una persona sufridora, curtida de hachazos de la vida, creada a base de lecciones y caídas y, con más miedos que ambiciones. Pero no todo puede ser malo. ¿Qué reto puede ser más bonito que el de crecer? Crecer a nivel personal, a nivel emocional, a nivel de creación de tu propio ser.
Con todo ello, se fraguó una personalidad que a muchos no les gustaba y, a unos pocos les atraía. En ella está mi esencia, mis múltiples errores multiplicados por mil, y mis aciertos. Y con ellos aprendo, reflexiono y crezco.
Creí en la idea de enseñar lo que hacía. Y tras varios rechazos iniciales en convocatorias, decidí buscarme mis propias salidas y en Sixto, aquel maravilloso hombre, encontré la puerta más grande. Su bonito bar, La Buhardilla, me hizo un hueco, Me brindó sus paredes de ladrillos para a base de golpes de martillo, exponer mi pequeño arte. Y ahí nació
INEFABLE
Aquello que no puede explicarse con palabras.
Fueron días de preparación, de montaje, de pedir y buscar ayuda para preparar todo los días previos. Y el gran día llegó. Rodeada de quienes quiero, vi la luz y crecí.
INEFABLE
Aquello que no se puede explicar con palabras.